sábado, 16 de enero de 2010

viernes, 1 de enero de 2010

Les Luthiers - El Poeta y el Eco 1/2


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La obra de arte en la era de su reproductibilidad técnica, de Walter Benjamín. Resumen Crítico. (Como fue también mi lectura, una situación crítica )

 


En este texto Benjamín expone una opinión con fuertes influencias de izquierda, que se denotan en el tono del texto, más no en su argumento-al menos no de manera clara-. El meollo de su asunto -el de Benjamín- es que las tecnologías que permiten reproducir y distribuir a grandes masas infinidad de cosas, también han incluido dentro de esas cosas: obras de arte tradicionales. La reproducción de obras de Arte, en lo que podríamos llamar “imágenes artísticas” que permiten que La Gioconda pase de un museo  al salvapantallas de nuestra computadora  es lo que el autor señala como el procedimiento en el cual la obra de arte pierde o le es arrebata: su “aura”. ¿Cuál es el aura a la que se refiere Walter Benjamín? Pues el establece dos tipos: el aura de los objetos históricos, aquel que se determina por “el aquí y el ahora” de la obra que remite a un período histórico; y está el aura de los objetos materiales, que se basa en un sentido de lejanía con respecto al objeto que podemos observar muy de cerca.



            Ahora bien, el desarrollo de las ideas del autor son presentadas a manera de capítulos, y por ello se espera una exposición esquemática y clara del argumento, a pesar de ello el texto no se corresponde con dicha expectativa. Con esta dificultad percibida, seguimos adelante.

            La disertación de Benjamín con respecto a la obra de Arte y al uso que de ella hacen los distintos procesos de reproducción técnica le quitan a ésta el valor que se le concede bajo preceptos tradicionales. Para él uno de ellos, es la relación del Arte y el culto. Para ninguno es un misterio dicha relación, ya que el arte no sería el mismo si no fuese por la iglesia. En el proceso de reproducción de la Obra algo se pierde y a eso él lo llama la “unicidad” de la obra de arte que está directamente relacionada con su valor útil como parte de un ritual. Al reproducir una obra se pierde en el camino esa unicidad y la función, dice Benjamín, se trastorna y ya no cumplirá las mismas funciones.



   Con respecto a esta particularidad, hay un aspecto importante que el autor expone: “la recepción de la obra de arte”.  La manera en que el espectador accede a la obra de arte es una experiencia que está determinada a tener efectos específicos. Por ello tal vez es que el autor señala que existe una “polaridad” en la que hay “obras de valor cultural y otras de un valor exhibitivo” La primera se mantiene oculta, o por lo menos en un recinto, o templo donde es conservada sin la contemplación de muchos, según nuestro autor. Y la segunda goza de un carácter más libre en la medida en que esté desligado con lo sagrado, porque así puede ser desplazado de un lugar a otro sin estar vinculado obligatoriamente a un templo. Benjamín dice sobre la obra de Arte:

A saber, en los tiempos primitivos, y a causa de la preponderancia absoluta de su valor cultural, fue en primera línea un instrumento de magia que sólo más tarde se reconoció en cierto modo como obra artística; y hoy la preponderancia absoluta de su valor exhibitivo hace de ella una hechura con funciones por entero nuevas entre las cuales la artística —la que nos es consciente— se destaca como la que más tarde tal vez se reconozca en cuanto accesoria” Esta observación pone de relieve la incapacidad que existe muchas veces para reconocer las cosas en el momento en el que suceden o se desarrollan y no luego de hacer una convención de ello. Además de esto, la incapacidad de ver los aspectos estéticos de la producción artística, más allá de sus fines, que en principio no tiene.



            Sobre procesos de reproducción técnica referidos al arte son señalados dos grandes logros de la revolución de la máquina: La fotografía y el Cine. Son estos dos ejemplos que toma Benjamín para “ilustrar”-quedaría mejor divagar- sobre un “estándar” de la reproducción técnica, que él ubica a partir de 1900, en el que sus temas van a incluir obras de Arte tradicionales y que a además van a ser parte de los procesos de producción artística. –Tal vez el Arte Pop sea un ejemplo de ello-.

       



     La fotografía va a ser una producción que aparece en el panorama para disputarse una función con la pintura: captar la realidad.  Es indiscutible el éxito de la fotografía, la eficacia del lente es innegable con respecto al pincel. Lo que señala Benjamín es que su carácter cultural se pierde en pro de un carácter exhibitivo, y que en última instancia es la presencia del ser humano en la fotografía lo que le inscribe ese carácter.  A pesar de esa resolución, admite que la significación que encierre la fotografía es lo que le da el carácter cultural o no. Parece un juego de decir y desdecir.


            Por otro lado, el cine como un proceso artístico queda es visto desde la perspectiva de Benjamín como un proceso más o menos deshumanizado, porque considera que el proceso sistemático que se requiere para hacer una película carece de ese “aura” que mencionamos más adelante y para ello establece una confrontación entre el teatro y el cine. La confrontación es bastante mezquina, porque es darle importancia a uno sobre otro sin entender que son dos procesos distintos pero igualmente artísticos. Después de una comparación de aspectos evidentemente antagónicos entre cine y teatro, entre el papel del actor de uno y de otro, se descubre finalmente que el problema del autor con la reproductibilidad de la obra de arte tradicional en una foto, o en una película -o de un tema cualquiera que tenga la foto o el film- reside en su carácter comercial. Además de ello, se preocupa por dos aspectos ante la obra de Arte: “La disipación de las masas y el recogimiento que exige la obra de arte” 


Es decir la manera en que estas dos expresiones artísticas, pero sobre todo el cine tiene impacto en el espectador, que para él no tiene ninguna en la medida en que sean un simple entretenimiento. El tono del ensayo parece estar siempre a la defensiva de un enemigo invisible. Si bien la idea de un arte reproducible e imitable y por ende distribuible no tiene nada que ver con la idea tradicional  del arte, y si no tiene “valores culturales”- que en este caso serían valores políticos o religiosos- entonces ¿No puede ser considerado Arte? Tal vez no sea el “Arte genial” que conocieron los antiguos, pero el tiempo pasa y las nociones sobre los conceptos que tenemos cambian y el Arte no puede ser una excepción.


            El principal detalle que debe ser resaltado es la relación tácita que el autor hace de la “era de la reproducibilidad técnica” con el sistema económico capitalista y teniendo en cuenta las tendencias políticas que demuestra tener el autor, es comprensible la vehemencia con que trata de desvalorizar el cine o la fotografía, pero que en medio de su argumento se pone de manifiesto la importancia que ambos tienen para la humanidad. 





Siendo medios que pueden manipular a colectividades y que de alguna u otra manera se convertiría en una industria comercial dado a su facilidad para ello, es lo que puede significar la principal razón por la que nuestro autor dice que el “aura” es rota. Si bien no todas las películas son obras maestras, no todas son un producto incapaz de suscitar en nosotros emociones intensas o catarsis.


“La humanidad, que antaño, en Homero, era un objeto de espectáculo para los dioses olímpicos, se ha convertido ahora en espectáculo de sí misma. Su autoalienación ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético de primer orden.” Así termina este texto, Walter Benjamín después de haber escamoteado sobre varias percepciones suyas, en una estructura más bien de borrador que de ¿ensayo? y que podemos conseguir dentro de una publicación muy bien titulada: Diálogos Interrumpidos I.

                                                                                                                                     Ginette Hernández.











Todas las industrias son culturales: crítica de la idea de “industrias culturales” y nuevas posibilidades de investigación, de Daniel Mato. Resumen reflexivo.

Este texto, de Daniel Mato, se basa en la premisa que da nombre al título: Todas las industrias son culturales. Esta afirmación es sostenida por la creencia de que la designación de “cultural” a una industria determinada limita el estudio de TODAS las industrias bajo una perspectiva cultural. La otra “categoría” que Mato señala como limitante es la de “consumo cultural”, porque su uso también se restringe al consumo de determinados productos considerados culturales por sobre otros y no a todos. Esta inclinación puede estar influida por la noción antropológica de la cultura en la que la cultura es “todo lo que hace el hombre”, o mejor dicho que toda actividad del hombre es una actividad cultural.

Ahora bien, la crítica del autor a estas categorías se desarrolla mediante la revisión de los orígenes de los términos “Industria Cultural”, “Consumo Cultural” y el término “Industria” y mediante el análisis breve de las industrias de: juguetes, automóviles, la comida rápida, la moda y la de la cooperación internacional, bajo una perspectiva cultural, para demostrar la importancia que tiene un enfoque de esta naturaleza con cualquier tipo de industrias.


La relevancia que puede tener el análisis de Daniel Mato para estudiantes de Artes se encuentra comenzando el texto y es prácticamente la razón de él. Las industrias que se consideran culturales son las siguientes: Publicaciones impresas y electrónicas, radio, cine, televisión, video, fotografía, música, publicidad e internet.



“la idea de industria cultural se utiliza para incluir ampliamente a los medios de comunicación de masa y algunas industrias del entretenimiento y el espectáculo” esto quiere decir que hay una delimitación arbitraria que excluye a todas las demás industrias del ámbito cultural y de estudios de este tipo, a eso es que se dirige la crítica de Mato. Y la idea de que el ámbito artístico, del espectáculo, la comunicación y el desarrollo de una industria de esta índole como cultural es lo que nos permite pensar erróneamente que alguien culto es sólo aquél que tiene conocimientos de esta naturaleza y no de conocimientos de todo tipo.


Pensemos un momento en qué es lo que determina “lo cultural” y porqué. Una de las preguntas de Mato que nos llevan a dicha reflexión es: “¿Por qué habrá de ser cultural pararse frente a una vitrina de un museo a observar un vestido senegalés o una vajilla japonesa y no habría de serlo vestir alguna prenda o accesorio de Senegal, o bien, preparar, o degustar, comida japonesa, servida, de paso, en vajilla del mismo origen?” El autor expone la razón de que esta categoría esté asociada a las actividades antes nombradas en uno de los subtítulos de su ensayo: el origen de la “idea de la industrias culturales” y la de “consumo cultural”.




La noción de “Industria Cultural”, así en singular, viene de la dilucidación de Max Horkheimer y Theodor
 Adorno en Dialéctica de la Ilustración (1947) sobre la formación de la “cultura de masas” como un cambio negativo con respecto a la “atrofia de la imaginación” y con respecto al “empobrecimiento del arte”. Luego Adorno, sustituye el término de “cultura de masas” por el de “industria cultural” delimitando que los productos de ésta “son diseñados mas o menos de acuerdo a un plan, para ser consumidos por las masas y determinan en buena medida las formas en que son consumidos”, afirmando de esta manera que “la seriedad del arte es destruida para responder a intereses de eficacia en el alcance a las masas” y así el término queda asociado al ámbito de lo artístico y de lo comunicacional. Ahora el término en plural “Industrias Culturales” utilizado en la actualidad se diferencia sólo del anterior por tomar en cuenta las significaciones que le da el consumidor al producto de determinada industria. Mato dice, que a pesar de esta consideración sigue siendo limitante pensar que lo cultural sólo está en las industrias del entretenimiento, del arte, o de la comunicación y sentencia:


“Afirmo que todas las industrias son culturales porque todas producen productos que, además de tener aplicaciones funcionales, resultan sociosimbólicamente significativos. Es decir, son adquiridos y utilizados por los consumidores, no sólo para satisfacer una necesidad, sino también para producir sentidos según valores específicos e interpretaciones del mundo.”




La producción de significados al usar o consumir cualquier producto va a ser en primera instancia lo que sustenta la idea de Mato de que cualquier industria es cultural porque no sólo éstas satisfacen necesidades, sino que las crean, y que se valoran unas necesidades sobre otras. Ejemplo de ello, la cirugía estética, los automóviles de lujo, los electrodomésticos que hacen la vida más “sencilla”, sólo por nombrar algunos.


Por su parte, en la noción “Consumo Cultural” se incluyen, además de los productos de las llamadas “Industrias Culturales” las visitas a museos de historia, arte, ciencia, arqueología, de artesanías y de “cultura popular”; Galerías de Arte y de cualquier tipo de objetos susceptibles de exhibición; Conciertos y Teatro. A pesar de ser un poco más amplio, sigue reduciéndose al ámbito artístico.


Vemos así que los orígenes de los términos que mencionamos, signan el porqué de su utilización para definir ciertas industrias sobre otras como “culturales”. También es importante mencionar que la palabra “industria” fue utilizada por Adorno con respecto a la “racionalización de las técnicas de distribución, pero no al proceso de producción” lo que quiere decir que la industria es un sistema que, para Adorno, maquinaba por encima del producto, no que producía él mismo.


Sobre ello, Mato dice que en la actualidad (el texto es de 2005) el término “Industria” se usa para todas las actividades económicas. La razón de que pueda haber todo tipo de industrias, señala el autor, tiene probablemente que ver con la “Clasificación Industrial Internacional Uniforme de todas las actividades económicas” creada por la División de Estadística (UNSD en Inglés), que forma parte de la ONU. El hecho de que clasificación sea de tal dimensión, legitimada y abarque un gran colectivo significa un paradigma fuertemente afianzado y que por lo tanto abarca a un número importante de personas.

Las consecuencias negativas, en cuanto a metodologías de investigación, son la exclusión de industrias que son significativamente importantes en la formación de significados en la vida de las personas. Las que son señaladas por Mato, son a continuación revisadas por él, desde una perspectiva cultural:

• La industria del juguete: para poder estudiar esta industria desde la perspectiva cultural se debe tomar en conjunto “al juguete, usos, empaque y publicidad” ubicándolo en un entorno específico. Al fin y al cabo el estudio es cultural, tiene que ver con reacciones y acciones, producción de cambios con respecto a un grupo de personas. Los juguetes no son productos infértiles, los niños pueden formar significaciones a través del juego y por ende del juguete. El ejemplo de Mato, y de muchos otros en estudios más especializados sobre el tema, es la Barbie, de Mattel, como modelo de belleza y perfección.




La muñeca más famosa del mundo es un modelo a seguir para muchas niñas y mujeres. Entonces, cómo pensar que esta industria no es “cultural”, cuando modifica la manera de apreciar la fisonomía femenina, al punto puede desatar todo tipo de fenómenos como el de la cirugía plástica, el consumo excesivo de productos de belleza o enfermedades como la anorexia. Como ejemplo contrario está la “Huggye Bean”, de la empresa Goleen Ribbon Playthings, que es una muñeca con rasgos afroamericanos y que ha sido una influencia decisiva en niños de estas características físicas, porque proporciona una cierta certeza sobre sus raíces y no niega su existencia, en medio de una hegemonía de muñecos catiritos considerados como lo bueno. Y por ende lo contrario a ello sólo puede ser malo.



En cuanto a metodología de investigación con respecto a esta industria con una perspectiva cultural es importante la conjunción de los aspectos ya mencionados: publicidad, empaque, el uso, el mercadeo, el tipo de juego y de juguete. Todos ellos actúan creando significados antes de la interpretación del consumidor. Todo ello hace viable un estudio desde lo cultural sobre esta industria.


La Industria del Vestido (o de la Moda): No es un secreto el carácter cultural de las modas y la significación que tiene vestir de una u otra manera, sobre todo en nuestra era, en la que la conformación de tribus urbanas juveniles se determinan, entre otras cosas, por la manera de vestir.



Mato dice: “Las modas responden al deseo de los individuos de pertenecer a un grupo social específico y, a la vez, diferenciarse dentro de sus grupos”. Quiere decir que el desarrollo de la industria de la moda, no debe su desarrollo e incremento porque existan más personas que necesiten protegerse del frío o cubrir sus cuerpos por convenciones sociales que prohíben que andemos desnudos. Se trata de un desarrollo de sentidos simbólicos con respecto a la ropa.

Conjuntamente con esta industria, acrecentaron las fábricas de textiles que a su defecto serían inimaginables las cadenas de tiendas que reproducen en serie una imagen que vende no sólo ropa, vende sentido. El establecimiento de un mercado específico para un tipo de ropa específica es uno de los aspectos más determinantes para que consideremos a la Industria del Vestido como una Industria Cultural.






Además de éste, el modo de producción y distribución del producto es significativo en cuanto a la manufacturación de la ropa y a las condiciones de trabajo de las personas en las fábricas de ropa. Tiene que ver aquí el hecho de que mucha mercancía de grandes firmas de ropa son manufacturadas en países pobres, donde la mano de obra se paga a un bajo costo. Este hecho no puede ser obviado en su índole cultural. Ya que influye decisivamente en el trabajador y su relación con el trabajo y con la vida en general.







Industria Automovilística: En este tipo de Industria como en las anteriores, el producto es accionador de significaciones, el automóvil no es sólo un medio de transporte para el consumidor es un producto que le permite reflejar una imagen deseada. Clay McShane dice: “el automóvil es máquina, metáfora y significa mucho más que un medio de transporte, que simboliza riqueza y liberación psíquica para un enorme número de grupos dentro de la sociedad estadounidense”, podemos confiar en que esta afirmación no es sólo aplicable para los estadounidenses.


Uno de los cambios sociales importantes causados, en parte importante, por el automóvil, es la formación de ciudades y pueblos dormitorios, ciudades al margen de la metrópoli. Otro de los aspectos de la vida, que menciona Mato, que cambian con la aparición del automóvil son: las formas de trabajo y entretenimiento, prácticas amistosas, el cortejo, el noviazgo, la sexualidad, las relaciones intergeneracionales… La cuestión está, desde todo punto de vista, en el estudio de los productos de las industrias con respecto a su contexto y a la utilización que le dan los consumidores.






La Industria de la Comida Rápida: en el caso de esta Industria, las consecuencias en la vida cotidiana afecta los hábitos alimenticios de la gente, así como también: las rutinas de las familias, las relaciones intergeneracionales y en general el paradigma de vida de la gente en relación a la comida. Porque no sólo se está comiendo porque es necesario para el organismo, se está consumiendo una manera de vivir. Además que las cadenas de comida rápida no sólo significan para el consumidor, también es blanco de un estudio sociocultural en la medida en que muchos estudiantes, y si no jóvenes de 18 a 15 años, son el recurso humano que labora en cadenas de este tipo. La principal de ellas McDonald´s.





La Industria de la Cooperación Internacional para el Desarrollo: Esta industria tiene que ver directamente con procesos políticos y socioculturales, con organizaciones de índole política gubernamentales o no. Los productos de una industria como ésta, determinada así por tener un estructura estandarizada, son “interpretaciones o representaciones… de lo que se entiende por desarrollo” dice Mato. En pocas palabras es una Industria productora de “significados”.

 Sus modos de producción responden a un estándar en el que actúan por medio de: Consultorías, misiones técnicas, reuniones de consulta, talleres y materiales de capacitación. Esta es, según un criterio personal, la de una mayor importancia en cuanto a su inclusión como una industria cultural o simplemente la abolición de dicha categoría para que una industria como ésta sea estudiada desde lo cultural.






Porque la imaginería de un colectivo puede modificarse, nutrirse o cegarse fácilmente con dinámicas como las que esta industria maneja para la producción de significados que determinan la manera de llamar a las cosas, de excluir o de incluir cosas a nuestra “realidad” y así darle existencia a las cosas.


Así como estas industrias pueden ser analizadas desde una perspectiva cultural también lo pueden ser todas. Éste es básicamente el argumento de Daniel Mato: Todas las industrias son culturales. Pero su conclusión es que la mejor opción es acabar con el término de Industrias culturales para no jerarquizar la importancia cultural de unas sobre otras. Así como debemos dejar de pensar que lo cultural sólo tiene que ver con el ámbito artístico.



Mato nombra otros tipos de Industrias que son susceptibles de este tipo de estudio. Consideramos que una de las industrias que pueden estudiarse desde esa perspectiva es la telefonía móvil, industria que ya es considerada cultural, pero estudiarla en conjunción con los desarrollos de la ciencia en materia de tecnología podría ser significativo. Esto debido al profundo cambio que la telefonía móvil ha efectuado en la manera en que las personas se relacionan y se comunican.



Si la intención del celular es acortar distancias, parece haber ocurrido lo contrario cuando ves en una cafetería a tres personas reunidas y las tres hablan por teléfono o están enviando mensajes de texto.


 En fin, los estudios son para verificar, corroborar una creencia o desmentir una suposición de la que se parte para una investigación. Al empezar a investigar nos daremos cuenta que todo está interrelacionado y que si bien no se puede asir TODO, la aplicación de un pensamiento complejo, como lo explica Morin, es la mejor vía para el investigador y para cualquier persona en general, en casi todas las actividades.

Pueden sugerir por aquí un tipo de industria, no asociada generalmente a lo cultural, para estudiarse desde esta perspectiva basada en una razón sino evidente al menos sencilla y comunicable.




                                                                                                                                     Ginette Hernández.

Lucha contra el poder: Inclusión de los barrios al paisaje citadino.




Las diferentes luchas contra el poder encierran, cada una de ellas, características específicas según el tipo de lucha. En este caso, lucha contra el poder, es importante tener una noción clara de lo que se entiende por poder. Nosotros manejaremos la noción de este término de un teórico influyente: Michel Foucault, que ha desarrollado un concepto del poder que se adapta a las distintas variables que pueden haber de él.  Este concepto es útil para entender la naturaleza del poder y como consecuencia de ello, para establecer estrategias que permitan luchar, efectivamente, contra él.

En el texto, La lucha por el reconocimiento y la inclusión de los barrios populares: La experiencia de los comités de tierras urbanas, de Andrés Antillano hay un testimonio de las estrategias, de algunos barrios de Caracas, para lograr un mejor funcionamiento de los servicios en la comunidad. ¿Por qué esto sería una lucha contra el poder? Porque los esfuerzos hechos por una comunidad marginada para dejar de serlo, y su posterior éxito, podría significar el reconocimiento de este sector como parte de la traza urbana o al menos de la cartografía de la ciudad. Es una lucha contra el poder que selecciona los sectores dignos de prestarles servicios básicos (Agua, Luz) que todo venezolano debería gozar, sin distinción. Las especificidades del crecimiento del barrio, entre ellas la inestabilidad del terreno y la ubicación de los ranchos y casas, dificultan que estos sectores puedan ser atendidos de igual manera que las casas y los edificios construidos con una previa planificación.

Todo ello constituye un problema, y sobre el problema está la omisión de este fenómeno por parte del Ente gubernamental y la imposibilidad de aplicar métodos que puedan organizar, en su particularidad, a un barrio.  Pero hay que tener en cuenta a Foucault cuando dice que “El estado no es el lugar privilegiado del poder, su poder es un efecto de conjunto”, quiere decir entonces que no es el Estado, únicamente, el responsable por el olvido de los barrios como parte de la ciudad, sino que está dentro de un gran imaginario económico y social que rechaza al barrio y lo ve como algo ajeno al plan de la ciudad. Si pensamos en ello es triste reconocer que gran parte del funcionamiento de la ciudad es posible por el recurso humano que duerme en esos barrios que son excluidos. Andrés Antillano dice “Los barrios no existen en la retórica de la ciudad, salvo como peligro o anomalía”, este conglomerado de ranchitos y casitas son para nosotros lo insólito, lo impresionante.

 Están ahí pero son excluidos y excluidas, porque no son lo que el sistema urbano y económico está dispuesto a cubrir y a incluir como parte de sus responsabilidades. Porque las construcciones, que conforman los barrios, no están dentro de la normalidad, y la normalidad es, para Foucault, la “forma moderna de la servidumbre”. Él establece que “el poder produce lo Real”, y por ende que la normalización de un estilo de vida especifico responde a las intenciones de entes poderosos -que existen por el manejo y la manipulación de grandes masas- para convertirnos en un dato. Si los barrios no son susceptibles de una normalización -y en efecto no lo son-, hay que reconfigurar los métodos de urbanización para poder prestarle los servicios básicos. Pero esta opción no está dentro de las posibilidades, porque implica un trabajo real y paulatino y las soluciones en el mundo de la política y la economía (nombramos la economía y la política porque es de donde salen las redes de poder) deben ser rápidas y capaces de producir dinero. Por ello no sorprende que el sueño colectivo de los habitantes de los barrios sea precisamente salir de ellos y no pensar soluciones a los problemas que no permiten la salubridad del espacio donde viven.

Esto es una de las cosas importantes, es necesario la participación de los habitantes en pro del mejoramiento del espacio donde habitan, no puede ser sólo una queja que pida la desaparición mágica de los profundos problemas, que existen porque ellos están localizados en sitios no aptos para viviendas.

 La participación de los habitantes sobre el destino de un sistema adecuado que les ofrezca los servicios básicos, entre otras necesidades, está consolidada y organizada en los: CTU, comités de tierras urbanas, de los que habla Antillano en su texto. Estos CTU, son resultado del Decreto de 1966 firmado por el presidente de la república el 4 de febrero de 2002. Estos CTU, tienen una serie de características que permiten su funcionamiento independiente y específico para la efectividad de sus resoluciones. Entre sus característ

Cada comité está adscrito a un territorio no mayor de doscientas familias. Para ello, la comunidad determina el espacio y las familias que serán incluidas, no sólo por el espacio sino también por valores culturales y hasta “afectivos” compartido

  La legitimidad de las elecciones de líderes en los CTU, realizadas sólo con la participación mayoritaria de todos los que conforman la “comunidad”. Cabe destacar un liderazgo femenino predominante. 

   Flexibilidad y versatilidad de la organización. No hay un sistema a priori, cada CTU se adecua a la idiosincrasia de su comunidad. 

    Carácter autónomo, a pesar de surgir de una política de Estado, funciona desligado de partidos políticos y entes gubernamentales. Esta característica es dad también porque existe una contraparte institucional de los comités: La Oficina Técnica para la Regularización de la Tierra Urbana. 

   Especificidad funcional de los CTU. La organización y discusión de intereses inmediatos y específicos, en vez de discutir unos universales y abstractos de  los que no se obtienen soluciones ni inmediatas ni precisas.

Los CTU persiguen la “regularización integral de los barrios”, que según Antillano responde a una iniciativa contra la segregación urbana. Incluir el barrio en el paisaje, en la cartografía, es darle existencia y por ende participación de los servicios y avances de la ciudad, de lo contrario la lucha.

Los CTU también son para Antillano “una fuerza organizada” que permitiría “Desmantelar las barreras invisibles que delimitan una ciudad fragmentada, llena de guetos, para construir una ciudad de ciudadanos”. Con estas afirmaciones Antillano está confiando fielmente en que el éxito de los CTU reside en su estructuración especifica, y que dará como resultado un espacio en el que todos sean parte de la ciudad. La conformación de los CTU, resultado de un decreto, pero luego reflejo de unas necesidades específicas, puede ser lo que Deleuze dice, en conversaciones con Foucault, que “Una teoría es como una caja de herramientas” en respuesta a Foucault que afirma que “La teoría es una práctica”. La organización de los CTU, no es sólo un nombre para la organización y ejecución de soluciones para las problemáticas de la ciudad, es una solución en sí, el funcionamiento de la palabra y las determinaciones discutidas, aprobadas, escritas y utilizadas constituye una lucha activa que permite su solidez.

La teoría no es inútil, porque entre otras cosas, permite reconocer la existencia de tantas personas conscientes de sus necesidades y de sus intenciones por suplirlas. En la medida del éxito que tengan estos CTU, será posible una consideración de los barrios como parte de la ciudad y no como los bordes de irregularidad en el paisaje citadino. Esa es la idea principal del texto testimonial de Andrés Antillano, y la identificación de esta idea como una lucha contra el poder, tiene que ver con la noción de poder que maneja Foucault, en la que el poder se ejerce por la manipulación de la información y el discurso.

Si tomamos en cuenta esto último, podemos preguntarnos sobre las dinámicas que funcionan en la conformación de un barrio, y las distintas condiciones que empujan a una persona a vivir montado uno sobre otro en la capital, en vez de vivir en una casa, en algún estado del interior. El sueño por una mejor calidad de vida es una de ellas, lamentablemente este termina siendo el motivo de vida gracias a un consumismo agresivo y salvaje que parece dar cuenta de un vacío inmenso en cada uno de los compradores compulsivos que hay en Venezuela. Y en este caso no es sólo de los sectores populares, es en general. Pero bueno, la cuestión es que la normalización y regularización de  los barrios, es bastante difícil, no imposible pero igualmente difícil porque son muchos factores los que impiden dicha empresa. Uno de ellos, es la superficie del terreno, otra es la ausencia de legalidad de las propiedades -precisamente porque no hay un trabajo topográfico ni de delimitación del terreno que permita algún tipo de documento preciso sobre una propiedad-.

La normalización no es la mejor opción, el reconocimiento de ello es un primer paso para lograr cubrir las necesidades de tantos habitantes, tomando en cuenta los aspectos que definen su entorno y su situación. Es un trabajo colectivo, arduo y de mucha constancia que cuesta bastante en un país que está en constante construcción. En ser o no ser, he ahí la cuestión.


 Sobre este tema hay dos artistas, entre otros seguramente, que han abordado el tema a través de la pintura y la fotografía:


  • Cipriano Martínez 


"La práctica artística de Cipriano Martínez, delimitada esencialmente a lo pictórico, se fundamenta en una especulación plástica que reflexiona sobre las profundas transformaciones a las que se ha sometido el tejido urbano a partir del modelo racional postulado por el proyecto moderno en la segunda década del siglo XX. Caracas -al igual que muchas otras urbes latinoamericanas- alcanzó un pujante y contradictorio progreso urbanístico, que en poco tiempo discriminó de sus centros a vastos sectores sociales, generando el crecimiento de desarrollos urbanos espontáneos e incontrolables, que finalmente se tradujeron en una ciudad que ha colapsado en sus diversas redes públicas y en sus sistemas económicos."

   

 

















 












  •  Gerardo Rojas

 
"En “Panoramas: el espectáculo del paisaje”, así como en la mayoría de sus propuestas fotográficas, Rojas recurre a los medios digitales para crear edificaciones o situaciones ficticias partiendo de la manipulación de las imágenes, componiendo de esta manera un imaginario donde estas arquitecturas simuladas establecen un diálogo constante con su espacio originario."



http://gdorjs.com/16_rcc/Paisajes%20Reapropiados.pdf. Link a un documento en PDF de Rocco Mangieri, deAgosto 2009. Sobre el trabajo de Rojas.



































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 Ginette M. Hernández M.




sábado, 28 de noviembre de 2009

Historieta





































Me encanta el humor de Bill Watterson y la particular manera que tiene de reflexionar ante cuestiones trascendentales, entre ellas: el arte.

La última tira define mi estado actual en el orden de lo académico y sus exigencias jejeje.

Querida Jhoa te invito a que elijas una tira de este dúo dinámico que te suscite algún tipo de resonancia en pensamientos personales tuyos de tu persona de ti. xD

Un abrazo.

viernes, 27 de noviembre de 2009

¿Guerra en el golfo?

"¡Guerra en el golfo!, no te preocupes mija, eso es de cariaco pa ya!" dicen los personajes de una obra teatral -cuentos de guerra para dormir en paz-. El tono jocoso con que se trata el tema de la guerra por los venezolanos, se ve en la obra y se ve en las calles. Puede ser simpático, pero la tristeza puede ser grave cuando vemos que no es necesaria la ambición de organizaciones estructuras para ganar dinero a costa de lo que sea, para que el valor de la vida humana se reduzca a muy poco y se toma con ligereza.

Me viene la idea a propósito del trabajo de investigación, de un egresado de la escuela de Artes, materializado en un documental llamado: Visiones de Hiroshima. Excelente trabajo en el que se expone panoramicamente las causas, consecuencias y circunstancias que rodearon el lanzamiento de la bomba nuclear en Hiroshima y Nagasaki.

Dos profesores comentaron el documental. El segundo de ellos dijo: "No clamemos por la paz, eso llama la guerra". y me vino a la mente la definición de Guerra de Ambrose Bierce en su Diccionario del Diablo:

Guerra, s. Subproducto de las artes de la paz. Un período de amistad internacional es la situación política más amenazadora. El estudioso de la historia que no ha aprendido a esperar lo inesperado, puede perder la esperanza de cualquier revelación. La máxima, "En tiempo de paz prepara la guerra" tiene un significado más profundo de lo que parece; quiere decir, no sólo que todas las cosas terrestres tienen un fin, que el cambio es la única ley inmutable y eterna, sino que el terreno de la paz está sembrado con las semillas de la guerra y favorece su germinación y crecimiento.

Cuando Kubla Khan decretó su "majestuoso palacio de placeres", es decir cuando hubo paz en Xanadú y gordos festines, sólo entonces, "oyó a lo lejos Antiguas voces que anunciaban guerra." (Las dos citas pertenecen a "Kubla Khan", poema inconcluso de Coleridge.) Coleridge era no sólo un gran poeta, sino un hombre sabio, y no en vano recitó esta parábola. Necesitamos menos "manos tendidas por encima de los mares", y algo más de esa desconfianza elemental que constituye la seguridad de las naciones. La guerra se complace en venir como un ladrón en la noche; y la noche está hecha de promesas de amistad eterna.

http://www.ciudadseva.com/textos/otros/dicdia01.htm 



Y sin embargo, no es tan sencillo pensarlo de esa manera. Tal vez los acuerdos de paz, como todo acuerdo, exige ciertas condiciones que las partes involucradas deben acatar y en la que uno de dos -o más- sale con ventajas. Los acuerdos de Paz, no son sólo acuerdos del respeto a la vida-el discurso moral-, sino también un acuerdo económico y "diplomático". Claro está, la guerra es mucho más lucrativa y en esa medida se encuentran las razones necesarias para suscitarla, si los acuerdos de paz fuesen igual de lucrativos la hipocresía sería más grande pero al menos no afectaría a tantas vidas inocentes.

Pensando un poco en la situación de nuestro país ¿Hemos pensado en lo que podría afectarnos una guerra? Tomando en cuenta las características del país en donde vivimos. Es díficil imaginarse el panorama, por algo la américa latina -bárbara y todo- no ha tenido guerras entre sí. Bueno, luego de esta divagación, me despido.


Si tienes algún dato que aportar, alguna reflexión, un escupitajo o cualquier guardado-que colombiano se ve eso- por ahí eres libre de plasmarlo acá.

Gin