viernes, 1 de enero de 2010

Todas las industrias son culturales: crítica de la idea de “industrias culturales” y nuevas posibilidades de investigación, de Daniel Mato. Resumen reflexivo.

Este texto, de Daniel Mato, se basa en la premisa que da nombre al título: Todas las industrias son culturales. Esta afirmación es sostenida por la creencia de que la designación de “cultural” a una industria determinada limita el estudio de TODAS las industrias bajo una perspectiva cultural. La otra “categoría” que Mato señala como limitante es la de “consumo cultural”, porque su uso también se restringe al consumo de determinados productos considerados culturales por sobre otros y no a todos. Esta inclinación puede estar influida por la noción antropológica de la cultura en la que la cultura es “todo lo que hace el hombre”, o mejor dicho que toda actividad del hombre es una actividad cultural.

Ahora bien, la crítica del autor a estas categorías se desarrolla mediante la revisión de los orígenes de los términos “Industria Cultural”, “Consumo Cultural” y el término “Industria” y mediante el análisis breve de las industrias de: juguetes, automóviles, la comida rápida, la moda y la de la cooperación internacional, bajo una perspectiva cultural, para demostrar la importancia que tiene un enfoque de esta naturaleza con cualquier tipo de industrias.


La relevancia que puede tener el análisis de Daniel Mato para estudiantes de Artes se encuentra comenzando el texto y es prácticamente la razón de él. Las industrias que se consideran culturales son las siguientes: Publicaciones impresas y electrónicas, radio, cine, televisión, video, fotografía, música, publicidad e internet.



“la idea de industria cultural se utiliza para incluir ampliamente a los medios de comunicación de masa y algunas industrias del entretenimiento y el espectáculo” esto quiere decir que hay una delimitación arbitraria que excluye a todas las demás industrias del ámbito cultural y de estudios de este tipo, a eso es que se dirige la crítica de Mato. Y la idea de que el ámbito artístico, del espectáculo, la comunicación y el desarrollo de una industria de esta índole como cultural es lo que nos permite pensar erróneamente que alguien culto es sólo aquél que tiene conocimientos de esta naturaleza y no de conocimientos de todo tipo.


Pensemos un momento en qué es lo que determina “lo cultural” y porqué. Una de las preguntas de Mato que nos llevan a dicha reflexión es: “¿Por qué habrá de ser cultural pararse frente a una vitrina de un museo a observar un vestido senegalés o una vajilla japonesa y no habría de serlo vestir alguna prenda o accesorio de Senegal, o bien, preparar, o degustar, comida japonesa, servida, de paso, en vajilla del mismo origen?” El autor expone la razón de que esta categoría esté asociada a las actividades antes nombradas en uno de los subtítulos de su ensayo: el origen de la “idea de la industrias culturales” y la de “consumo cultural”.




La noción de “Industria Cultural”, así en singular, viene de la dilucidación de Max Horkheimer y Theodor
 Adorno en Dialéctica de la Ilustración (1947) sobre la formación de la “cultura de masas” como un cambio negativo con respecto a la “atrofia de la imaginación” y con respecto al “empobrecimiento del arte”. Luego Adorno, sustituye el término de “cultura de masas” por el de “industria cultural” delimitando que los productos de ésta “son diseñados mas o menos de acuerdo a un plan, para ser consumidos por las masas y determinan en buena medida las formas en que son consumidos”, afirmando de esta manera que “la seriedad del arte es destruida para responder a intereses de eficacia en el alcance a las masas” y así el término queda asociado al ámbito de lo artístico y de lo comunicacional. Ahora el término en plural “Industrias Culturales” utilizado en la actualidad se diferencia sólo del anterior por tomar en cuenta las significaciones que le da el consumidor al producto de determinada industria. Mato dice, que a pesar de esta consideración sigue siendo limitante pensar que lo cultural sólo está en las industrias del entretenimiento, del arte, o de la comunicación y sentencia:


“Afirmo que todas las industrias son culturales porque todas producen productos que, además de tener aplicaciones funcionales, resultan sociosimbólicamente significativos. Es decir, son adquiridos y utilizados por los consumidores, no sólo para satisfacer una necesidad, sino también para producir sentidos según valores específicos e interpretaciones del mundo.”




La producción de significados al usar o consumir cualquier producto va a ser en primera instancia lo que sustenta la idea de Mato de que cualquier industria es cultural porque no sólo éstas satisfacen necesidades, sino que las crean, y que se valoran unas necesidades sobre otras. Ejemplo de ello, la cirugía estética, los automóviles de lujo, los electrodomésticos que hacen la vida más “sencilla”, sólo por nombrar algunos.


Por su parte, en la noción “Consumo Cultural” se incluyen, además de los productos de las llamadas “Industrias Culturales” las visitas a museos de historia, arte, ciencia, arqueología, de artesanías y de “cultura popular”; Galerías de Arte y de cualquier tipo de objetos susceptibles de exhibición; Conciertos y Teatro. A pesar de ser un poco más amplio, sigue reduciéndose al ámbito artístico.


Vemos así que los orígenes de los términos que mencionamos, signan el porqué de su utilización para definir ciertas industrias sobre otras como “culturales”. También es importante mencionar que la palabra “industria” fue utilizada por Adorno con respecto a la “racionalización de las técnicas de distribución, pero no al proceso de producción” lo que quiere decir que la industria es un sistema que, para Adorno, maquinaba por encima del producto, no que producía él mismo.


Sobre ello, Mato dice que en la actualidad (el texto es de 2005) el término “Industria” se usa para todas las actividades económicas. La razón de que pueda haber todo tipo de industrias, señala el autor, tiene probablemente que ver con la “Clasificación Industrial Internacional Uniforme de todas las actividades económicas” creada por la División de Estadística (UNSD en Inglés), que forma parte de la ONU. El hecho de que clasificación sea de tal dimensión, legitimada y abarque un gran colectivo significa un paradigma fuertemente afianzado y que por lo tanto abarca a un número importante de personas.

Las consecuencias negativas, en cuanto a metodologías de investigación, son la exclusión de industrias que son significativamente importantes en la formación de significados en la vida de las personas. Las que son señaladas por Mato, son a continuación revisadas por él, desde una perspectiva cultural:

• La industria del juguete: para poder estudiar esta industria desde la perspectiva cultural se debe tomar en conjunto “al juguete, usos, empaque y publicidad” ubicándolo en un entorno específico. Al fin y al cabo el estudio es cultural, tiene que ver con reacciones y acciones, producción de cambios con respecto a un grupo de personas. Los juguetes no son productos infértiles, los niños pueden formar significaciones a través del juego y por ende del juguete. El ejemplo de Mato, y de muchos otros en estudios más especializados sobre el tema, es la Barbie, de Mattel, como modelo de belleza y perfección.




La muñeca más famosa del mundo es un modelo a seguir para muchas niñas y mujeres. Entonces, cómo pensar que esta industria no es “cultural”, cuando modifica la manera de apreciar la fisonomía femenina, al punto puede desatar todo tipo de fenómenos como el de la cirugía plástica, el consumo excesivo de productos de belleza o enfermedades como la anorexia. Como ejemplo contrario está la “Huggye Bean”, de la empresa Goleen Ribbon Playthings, que es una muñeca con rasgos afroamericanos y que ha sido una influencia decisiva en niños de estas características físicas, porque proporciona una cierta certeza sobre sus raíces y no niega su existencia, en medio de una hegemonía de muñecos catiritos considerados como lo bueno. Y por ende lo contrario a ello sólo puede ser malo.



En cuanto a metodología de investigación con respecto a esta industria con una perspectiva cultural es importante la conjunción de los aspectos ya mencionados: publicidad, empaque, el uso, el mercadeo, el tipo de juego y de juguete. Todos ellos actúan creando significados antes de la interpretación del consumidor. Todo ello hace viable un estudio desde lo cultural sobre esta industria.


La Industria del Vestido (o de la Moda): No es un secreto el carácter cultural de las modas y la significación que tiene vestir de una u otra manera, sobre todo en nuestra era, en la que la conformación de tribus urbanas juveniles se determinan, entre otras cosas, por la manera de vestir.



Mato dice: “Las modas responden al deseo de los individuos de pertenecer a un grupo social específico y, a la vez, diferenciarse dentro de sus grupos”. Quiere decir que el desarrollo de la industria de la moda, no debe su desarrollo e incremento porque existan más personas que necesiten protegerse del frío o cubrir sus cuerpos por convenciones sociales que prohíben que andemos desnudos. Se trata de un desarrollo de sentidos simbólicos con respecto a la ropa.

Conjuntamente con esta industria, acrecentaron las fábricas de textiles que a su defecto serían inimaginables las cadenas de tiendas que reproducen en serie una imagen que vende no sólo ropa, vende sentido. El establecimiento de un mercado específico para un tipo de ropa específica es uno de los aspectos más determinantes para que consideremos a la Industria del Vestido como una Industria Cultural.






Además de éste, el modo de producción y distribución del producto es significativo en cuanto a la manufacturación de la ropa y a las condiciones de trabajo de las personas en las fábricas de ropa. Tiene que ver aquí el hecho de que mucha mercancía de grandes firmas de ropa son manufacturadas en países pobres, donde la mano de obra se paga a un bajo costo. Este hecho no puede ser obviado en su índole cultural. Ya que influye decisivamente en el trabajador y su relación con el trabajo y con la vida en general.







Industria Automovilística: En este tipo de Industria como en las anteriores, el producto es accionador de significaciones, el automóvil no es sólo un medio de transporte para el consumidor es un producto que le permite reflejar una imagen deseada. Clay McShane dice: “el automóvil es máquina, metáfora y significa mucho más que un medio de transporte, que simboliza riqueza y liberación psíquica para un enorme número de grupos dentro de la sociedad estadounidense”, podemos confiar en que esta afirmación no es sólo aplicable para los estadounidenses.


Uno de los cambios sociales importantes causados, en parte importante, por el automóvil, es la formación de ciudades y pueblos dormitorios, ciudades al margen de la metrópoli. Otro de los aspectos de la vida, que menciona Mato, que cambian con la aparición del automóvil son: las formas de trabajo y entretenimiento, prácticas amistosas, el cortejo, el noviazgo, la sexualidad, las relaciones intergeneracionales… La cuestión está, desde todo punto de vista, en el estudio de los productos de las industrias con respecto a su contexto y a la utilización que le dan los consumidores.






La Industria de la Comida Rápida: en el caso de esta Industria, las consecuencias en la vida cotidiana afecta los hábitos alimenticios de la gente, así como también: las rutinas de las familias, las relaciones intergeneracionales y en general el paradigma de vida de la gente en relación a la comida. Porque no sólo se está comiendo porque es necesario para el organismo, se está consumiendo una manera de vivir. Además que las cadenas de comida rápida no sólo significan para el consumidor, también es blanco de un estudio sociocultural en la medida en que muchos estudiantes, y si no jóvenes de 18 a 15 años, son el recurso humano que labora en cadenas de este tipo. La principal de ellas McDonald´s.





La Industria de la Cooperación Internacional para el Desarrollo: Esta industria tiene que ver directamente con procesos políticos y socioculturales, con organizaciones de índole política gubernamentales o no. Los productos de una industria como ésta, determinada así por tener un estructura estandarizada, son “interpretaciones o representaciones… de lo que se entiende por desarrollo” dice Mato. En pocas palabras es una Industria productora de “significados”.

 Sus modos de producción responden a un estándar en el que actúan por medio de: Consultorías, misiones técnicas, reuniones de consulta, talleres y materiales de capacitación. Esta es, según un criterio personal, la de una mayor importancia en cuanto a su inclusión como una industria cultural o simplemente la abolición de dicha categoría para que una industria como ésta sea estudiada desde lo cultural.






Porque la imaginería de un colectivo puede modificarse, nutrirse o cegarse fácilmente con dinámicas como las que esta industria maneja para la producción de significados que determinan la manera de llamar a las cosas, de excluir o de incluir cosas a nuestra “realidad” y así darle existencia a las cosas.


Así como estas industrias pueden ser analizadas desde una perspectiva cultural también lo pueden ser todas. Éste es básicamente el argumento de Daniel Mato: Todas las industrias son culturales. Pero su conclusión es que la mejor opción es acabar con el término de Industrias culturales para no jerarquizar la importancia cultural de unas sobre otras. Así como debemos dejar de pensar que lo cultural sólo tiene que ver con el ámbito artístico.



Mato nombra otros tipos de Industrias que son susceptibles de este tipo de estudio. Consideramos que una de las industrias que pueden estudiarse desde esa perspectiva es la telefonía móvil, industria que ya es considerada cultural, pero estudiarla en conjunción con los desarrollos de la ciencia en materia de tecnología podría ser significativo. Esto debido al profundo cambio que la telefonía móvil ha efectuado en la manera en que las personas se relacionan y se comunican.



Si la intención del celular es acortar distancias, parece haber ocurrido lo contrario cuando ves en una cafetería a tres personas reunidas y las tres hablan por teléfono o están enviando mensajes de texto.


 En fin, los estudios son para verificar, corroborar una creencia o desmentir una suposición de la que se parte para una investigación. Al empezar a investigar nos daremos cuenta que todo está interrelacionado y que si bien no se puede asir TODO, la aplicación de un pensamiento complejo, como lo explica Morin, es la mejor vía para el investigador y para cualquier persona en general, en casi todas las actividades.

Pueden sugerir por aquí un tipo de industria, no asociada generalmente a lo cultural, para estudiarse desde esta perspectiva basada en una razón sino evidente al menos sencilla y comunicable.




                                                                                                                                     Ginette Hernández.

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